El 2020 fue un año que desacomodó todas la estructuras sociales, económicas, políticas, laborales y académicas que como sociedad habíamos construido. Hoy casi después de tres años del inicio de la pandemia, seguimos adaptándonos como humanidad a la nueva realidad y todas sus implicaciones.
Una de las áreas que debió reestructurarse fue la academia, volviéndose imperativo dar un salto de fe hacia el aprendizaje virtual, invirtiendo la carga de responsabilidad sobre el aprendiz. Si bien los procesos de enseñanza-aprendizaje evolucionaron con la cuarentena, lo cierto es que en un área específica como lo es la enseñanza del derecho aún hay mucho que mejorar. La pedagogía con la que se imparte derecho en las universidades tiene un marcado sesgo bajo el cual, principalmente, se preparan abogados con un molde diseñado para el litigio y la Rama Judicial.
Sumado al clásico fenotipo hollywoodense del jurista ubicado únicamente en el escenario judicial, como Harvey Specter, Matt Murdock, Saul Goodman o Annalise Keating, tiende a limitar la perspectiva laboral de los recién egresados colombianos. Desde mi experiencia, tener la oportunidad de desenvolverme como abogada corporativa en el sector portuario me ha permitido ver una cualidad muy interesante del derecho: su plasticidad.
El derecho como parte intrínseca de la vida misma, tiene la capacidad de amoldarse a las distintas circunstancias, épocas y contextos, lo que abre, a quien lo practica, un inmenso abanico de posibilidades. Con esto claro, el profesional, lejos de aplicar a ciegas el derecho, con indiferencia a las realidades, y con técnicas de antaño como la memorización de la ley, bien puede expandir la mente hacia lo desconocido, viendo en cada contrato, asesoría, litigio, concepto, noticia o hecho, la oportunidad para aprender más allá de las normas, sobre la vida misma.
El temor a lo desconocido hace parte de la condición humana, pero enfrentar ese temor desde el ejercicio del derecho, implica apagar el piloto automático que encendemos una vez estamos cómodos en nuestra área de desempeño, dándonos a la tarea de ponernos el delantal de aprendices y buscando conscientemente entender aquello en lo que estamos trabajando. Por ejemplo, si estamos elaborando un contrato de desarrollo de software, hacer el esfuerzo mental de entender aspectos básicos del software. Si llevamos un proceso de restitución de derechos de familia, genuinamente abordar el caso desde otras áreas del saber como la psicología, o si nuestra tarea es enseñar leyes, comprometernos con profundizar en las herramientas de la pedagogía que se adapten a la nueva era.
Ser capaces de entender que el derecho es el medio y no el fin, hará que veamos su transversalidad desde la cuna (con el registro civil) hasta la tumba (con el acta de defunción, la sucesión, etc.), y podamos ubicar el rol del jurista en tantos escenarios como ámbitos de la realidad, ya sea en un anuncio (derecho publicitario), un concierto (derechos de autor), en la moda (fashion-law), en los escándalos más recientes como la nueva canción de Shakira, viendo las posibles afectaciones comerciales de Casio y Twingo (derecho comercial) o inclusive hechos tan rutinarios como montarse en un bus o taxi (contrato de transporte).
El hambre de conocimiento es un factor diferenciador y que agrega valor al abogado, y esa hambre de conocimiento no se circunscribe únicamente a la ley o el procedimiento, sino a todas las áreas del saber que orbitan alrededor del derecho. Es nuestro deber, el de las nuevas generaciones de profesionales del derecho, ampliar los horizontes, romper esquemas y estereotipos y pavimentar el camino para que los estudiantes, futuros abogados y la academia no se encasillen en una única forma de ejercer que puede volverse tan obsoleta como una norma derogada, atesorando esa valiosa enseñanza que aprendemos en primer semestre de derecho y que reza así: “Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado”.[1]
[1] 10 mandamientos del abogado del abogado y tratadista uruguayo Eduardo Couture.